Dentro de la cultura popular
está muy extendida la falsa creencia de que la natación es recomendable
siempre. No cabe duda de que la práctica deportiva en general y la natación en
particular no tienen nada que las haga poco recomendables, siempre y cuando su
prescripción tenga un sentido dentro del objetivo y particularidades del
cliente.
He encontrado en más de una
ocasión, personas que piensan que es bueno nadar para mejorar sus problemas de
espalda, o algunas que antes de hacer su entrenamiento de fuerza van a la
piscina. Son errores más comunes de lo que se piensa y hay que intentar
erradicarlos.
El agua suele ser el medio
rehabilitador por excelencia. Nadie puede negar los numerosos beneficios que la
natación aporta, pero personas con problemas lumbares, lesiones en el hombro u
otras afecciones, pueden agravar su situación nadando. Del mismo modo,
deportistas que se dedican a desarrollar una capacidad física concreta, como
puede ser el caso de la fuerza, podrían incurrir en un entrenamiento que
perjudique su progreso en dicha capacidad.
En resumen, siempre
recomiendo que se consulte al profesional presente en los centros deportivos
correspondientes. Incluso animo a pedir una segunda opinión si no estáis
seguros, pero no os dejéis llevar por falsos mitos o creencias cuando vuestra
salud está en juego.
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